«Piensan que los presos somos basura»
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Enciende un cigarro y otro. Es la única adicción que conserva. Jon (vasco de Bermeo, 46 años) da por finiquitada su jornada laboral en una empresa de instalaciones eléctricas «bastante innovadora» que le contrató hace tres años. Tienen mucha faena repartida entre Gijón y Olloniego, cuenta, pero no le asusta. «Hacemos centros de transformación para campos solares y barcos. Ahora hemos ampliado el negocio y cada proyecto que nos sale me lo tomo como un reto que hay que llevar adelante». Aunque sólo su jefe y un par de compañeros de confianza saben que, además de ser «bastante manitas», ha pasado un tercio de su vida «en el talego, harto de vivir con la espalda contra la pared en el patio» y de no poder llorar, porque, «en la cárcel, si eres débil, estás muerto».
Articulo del Diario El Comercio de dia 01/09/2013