La «otra cárcel» se expande por Villabona

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La unidad terapéutica y educativa (UTE) de Villabona inauguró ayer sus XV Encuentros con la sociedad, que se prolongarán hasta el viernes. En las jornadas se celebrarán mesas redondas sobre salud, drogas o reinserción social. Uno de cada tres presos de Villabona forma ya parte de la UTE. Villabona, Idoya RONZÓN Uno de cada tres internos de Villabona, el 34 por ciento, forma ya parte de la unidad terapéutica y educativa (UTE), el conocido como «espacio libre de drogas» de la cárcel asturiana. La unidad, considerada un referente en el sistema penitenciario español, cuenta con cuatro módulos de los diez que componen el centro penitenciario. Ayer dio el pistoletazo de salida a los XV Encuentros con la sociedad, unas jornadas que se prolongarán hasta el viernes y en las que profesionales de distintos ámbitos participarán en mesas redondas, con los internos como público. El director de la prisión, José Carlos Díez de la Varga; el coordinador de la UTE, Faustino García Zapico, y la presidenta de la Junta General del Principado, María Jesús Álvarez, fueron los encargados de la inauguración. La UTE ocupa de los módulos uno a cuatro de la prisión. Los números uno y dos están fusionados en un único departamento, componiendo la UTE-1, de carácter mixto (en ella conviven hombres y mujeres). Junto a ella, en el mismo pasillo, se encuentran los módulos tres y cuatro, que integran la UTE-2, en la que sólo residen presos varones, ya que entre ellos se encuentran condenados por delitos sexuales. Según Álvarez -que destacó el apoyo que «desde siempre» ha mostrado el Parlamento asturiano a la unidad-, proyectos como el de Villabona «son el único camino posible para la reinserción social y laboral». El objetivo, abundó Zapico, es lograr que la UTE se extienda por seis módulos, es decir, por la mayoría de la prisión. La totalidad es algo imposible, porque el ingreso es voluntario «y hay presos que quieren seguir como están». Un total de 430 reclusos integran en la actualidad la UTE, la «otra cárcel», como la denominan los propios internos. Su forma de trabajo, reconocido a nivel europeo, ha sido imitada por diferentes cárceles. Su objetivo es superar la «rivalidad histórica entre internos y profesionales y la subcultura carcelaria». La UTE, según los profesionales que trabajan en ella, «es un espacio libre de drogas y de violencia, apartado de la "ley del silencio" de la cárcel». En él tienen cabida hombres y mujeres, jóvenes y adultos, toxicómanos o no, primarios y reincidentes, preventivos y penados, segundos y primeros grados. Uno de sus maestros, Julio Fernández, coordina además un proyecto europeo encaminado a crear espacios educativos en prisiones de Alemania, Austria y Reino Unido. La reincidencia de los internos de la UTE que son derivados a centros terapéuticos extrapenitenciarios (como Proyecto Hombre o Adsis, entre otros) es del 9,09%. La media en España es del 60% De la Varga destacó la importancia de estos encuentros. «La sociedad, de la que las cárceles forman parte, debe ser consciente de la complejidad del mundo penitenciario. Se trata de un mundo cuyos problemas son de muy difícil solución. Los delitos tienen determinadas causas -marginalidad, incultura, exclusión social...-, que no se resuelven en las cárceles».